Los pies tienen muchas terminaciones nerviosas, y al caminar descalzo se estimulan muchos puntos de energía. De hecho, cuando andamos sobre una superficies naturales como la hierba o la arena, mejoramos la circulación sanguínea.
Debido al calor, la rutina de cuidado del cuerpo varía un poco del resto del año. Sudamos más y estamos expuestos a altas temperaturas, por lo que nuestro día a día cambia. El cambio de zapatos a sandalias, por ejemplo, tiene un impacto en nuestros pies y conviene tener en mente cómo cuidar los pies en verano en casa para evitar inconvenientes.
Descalzarse unas horas al día, en una superficie limpia (como el interior de casa) nos ayuda a descansar el pie de los zapatos ajustados o tacones, en el caso de las mujeres.
En el caso de los bebés, es más saludable caminar descalzos, porque desarrollan mejor la conexión neuronal motora y se ubicarán mejor en el ambiente obteniendo mayor seguridad.
También en la tercera edad es bueno andar descalzo, ya que eliminan la tensión muscular que sufren al estar mucho tiempo sentados o acostados.
Beneficios para que te animes a caminar descalzo
- Mejora la circulación de la sangre y fortalece los pies permitiendo que la sangre se impulse de mejor manera al corazón: Caminar descalzo favorece tanto el funcionamiento del sistema linfático como el circulatorio, exponiendo el pie a diferentes texturas, temperaturas y superficies se estimula la musculatura de la planta del pie, consiguiendo así que se bombee mejor la sangre de estas zonas del cuerpo.
- Da fuerza en los músculos del pie, las caderas y las piernas, mejorando el equilibrio y la forma de andar: En ocasiones la presión del calzado que empleamos en el día a día, pueden causar que algunos músculos se atrofien y reduzcan su movilidad, al caminar descalzos, conseguimos que la musculatura del pie se destense y se active de nuevo.
- Fortalece músculos y huesos de los pies y los tobillos, logrando una mayor integración del organismo: Gracias a que el pie se expone a diferentes superficies, temperaturas y texturas, se consigue aliviar la tensión que sufren los pies, corrigiendo así problemas de equilibrio, reduciendo dolores y fortaleciendo los músculos y ligamentos.
- Amortigua nuestra pisada, haciendo que nos cansemos menos y evitamos sobrecargas en algunos músculos.
- Permite que biomecánica del pie cambie y eso repercute en todos los huesos, reorganizando las cargas y tensiones y aliviando la presión que caminar con zapatos nos produce.
- Libera estrés: El contacto directo con el suelo ayuda a liberar tensión y estimula las terminaciones nerviosas, fortaleciendo así el sistema nervioso y generando una sensación de alivio… ¡Especialmente cuando llegas a casa tras un duro día de trabajo!
Dónde caminar descalzo
Aunque andar descalzo tiene una gran cantidad de beneficios, no está exento de ciertos peligros o patologías que pueden desencadenarse de caminar descalzo en determinadas superficies. La exposición directa de los pies a superficies no adaptadas para ello puede dar lugar a lesiones cutáneas e infecciones.
El uso sistemático del calzado, no solo ha modificado nuestra forma de caminar, también ha influido en la fuerza y funcionalidad del pie, por lo que practicar algún tipo de deporte (Especialmente de repetición, como correr) sin una adaptación previa y progresiva, puede causar lesiones musculares.
Por lo que, en caso de querer comenzar a caminar descalzo, recomendamos hacerlo en superficies seguras y controladas (arena, césped, tierra, parquet, zonas interiores…), de forma muy progresiva para dar tiempo ir modificando la biomecánica del pie. Lo mejor es evitar espacios públicos y que estén expuestos a ambientes húmedos, como vestuarios, piscinas, duchas de playa… para reducir la exposición del pie a hongos.
Andar descalzo para la fascitis plantar
Si padeces fascitis plantar, caminar descalzo tiene muchos beneficios, siempre y cuando se tomen determinadas precauciones, como evitar superficies o terrenos que puedan generar tensión en la planta del pie. Los terrenos inestables, como la arena o la tierra, provocan que se genere una mayor tensión debido al hundimiento de los talones, lo que provoca una sobrecarga del gemelo o la inflamación de la fascitis plantar entre otros. Por ejemplo, si caminamos por la playa, debemos hacerlo en la zona de la orilla donde la arena esté más compacta, es decir, la zona más húmeda.
Recomendación: caminar al menos una hora al día descalzo, si es en un entorno natural mucho mejor.
Recuerda que cuando nos descalzamos a diario, la piel queda desprotegida y expuesta a diferentes medios, con lo que es probable que se deshidrate y reseque más; además el contacto con el suelo nos acerca a gérmenes y suciedad por lo que es preciso cumplir una rutina diaria de limpieza e hidratación, al igual que hacemos con el rostro y las manos.
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